La transmisión de televisión más seguida de la historia fue el alunizaje del Apollo 11 el 20 de julio de 1969, uno de los eventos más significativos de la historia. Unos 530 millones de personas lo vieron.
En noviembre del 2018, un chaval de Málaga, el Rubius, consigue un número de visualizaciones de sus vídeos en YouTube que multiplica esta cifra más de trece veces.
Creo que con estos datos ya no hacen falta más explicaciones sobre lo que estamos hablando cuando hablamos de YouTube.
YouTube ha puesto patas arriba el ecosistema de los medios de comunicación audiovisuales. Ya en este momento, en EEUU, en las horas de prime time, entre las personas entre 18-49 años, YouTube, tan sólo en tráfico móvil, supera a cualquier cadena de televisión.
La variedad del contenido, la posibilidad de elegir qué tipo de contenido ver, ser gratis, la conexión que crea el contenido producido por otros usuarios… La suma de todos estos factores hace de YouTube un medio con el que la TV tradicional lo tiene muy difícil competir.
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Además, los milenios y los adolescentes lo ven como parte de su experiencia social diaria. Ellos ven videos, comparten videos y se involucran con el contenido de una manera que nunca podrían hacer cuando ven la televisión.
Por otra parte, es un canal muy atractivo y fácil de consumir, de hecho, para la gran mayoría del público supera a los canales “tradicionales” de Internet, basados en texto, como los blogs.
Como ya te imaginarás, esto significa también que tener un canal YouTube propio, tiene un potencial profesional enorme.
YouTube ya no es sólo una divertida herramienta de ocio, se ha convertido en mucho más que eso, YouTube es una poderosísima herramienta profesional que simplemente no puedes ignorar.
Por eso, en este post te explicaré que es exactamente y cómo funciona desde la perspectiva no sólo de consumidor, sino, sobre todo, de un autor de contenidos.
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